Como muchas otras noches de verano, y más por aburrimiento que por insomnio, me había pasado la noche en vela. La televisión no daba más de sí, concursos y más concursos con preguntas y respuestas estúpidas diseñados para que algún noctámbulo de bajo coeficiente malgaste su dinero en una línea 806.¿Para eso el TDT? Me da asco. Por lo menos, podía echar mano del siempre recurrido "Internet". De un blog a otro y de link en link acabas por pasar el tiempo aunque con la siempre angustiosa sensación de un deja vu: todo esto ya lo he leído antes...
Ya eran las seis de la mañana. Agraciada o desgraciadamente estaba de vacaciones, con estar despierto a la hora de comer ya cumpliría mi única obligación diaria así que no había por que preocuparse. Aunque siempre había estado en contra, me puse a investigar seriamente el porqué de los ipod y cual era su ventaja real con respecto a otros reproductores de música pero, por lo visto, hasta el momento más me parecía una obra maestra de marqueting que una gran obra de ingeniería de gadgets. Todas estos pensamientos se vieron interrumpidos de repente por un extraño sonido que provenía del exterior de mi casa. Sinceramente, no recuerdo bien que pensé en ese momento, el sonido era extraño, no era un golpe o explosión pero por el contrario no parecía humano ni mucho menos parecía un sonido de una maquina, como un coche o un camión. Más parecía como si el aire intentase articular palabra en un idioma desconocido, un aliento de una bestia dantesca o ,en resumen, el sonido producido por algo muy grande y lo peor de todo, de algo vivo. No era un sonido ensordecedor pero si inquietante. Con todo, seguí investigando que otra cosa podía hacer...-hay que reconocer que este ipod touch tiene un diseño la mar de molón- pensaba.
Bah, ya me había cansado de buscar, de todas maneras, no tenia dinero para comprar ni un ipod ni ningún otro reproductor portátil de música y en realidad tampoco lo necesitaba... no salía de casa. Ahora me apresuraba a buscar el orden de las novelas de mi nuevo y resucitado héroe: el caballero Sherlock Holmes.
"no es realmente difícil enlazar una serie de deducciones, cada una consecuencia de la anterior y a la vez simple en si misma. Si actuando así, uno encuentra todas las deducciones intermedias y solo presenta a su auditorio los puntos inicial y final, puede lograr un sorprendente efecto, aunque posiblemente, ello sea de mal gusto."
Cuando tras varias vueltas me distraía mirando el articulo sobre Mycroft Holmes en wikipedia, el extraño ruido volvió a repetirse. Exactamente igual que la anterior vez, cosa a la que estamos acostumbrados en la era de los walkman y demás aparatejos, pero que es realmente difícil de observar en la naturaleza. Mosqueado e inquieto, seguí sin hacer nada, pero ya no podría concentrarme en mis investigaciones como hasta ahora lo había hecho. No después del segundo asalto de aquel ruido.
Tal vez es una idea que se me viene a la cabeza una vez pasado todo lo que he pasado, pero yo creo que si en ese momento hubiera estado con alguien, o si alguien me hubiese preguntado, le hubiera dicho que ese sonido parecía el sonido de la muerte, por muy abstracto y poco ilustrativo que pueda llegar a ser una sentencia como esa.
Deje el ordenador, ya pasaban las 7 de la mañana, y me puse a desayunar algo.Creo que hoy no voy a dormir. Mejor dormiré por la tarde y así supero el trance de no saber que hacer. Justo cuando más se necesita, no hay nada "rico" que echarse a la boca: un nesquick, unas galletas y un poco de margarina con extra de calcio, eso era todo. El pueblo ya empieza a despertar, ya se oyen coches, y ya hay gente en los bares desayunando para irse a trabajar. De nuevo el ruido, mitigado tal vez por los sonidos de la rutina pero impetuoso y altanero de todas maneras. Pero esta vez, a través de la ventana de mi cocina pude ver como no solo yo era el afectado por el estruendo, pude ver los rostros de pánico de los demás y ,sinceramente, esto me atemorizo como pocas cosas lo habían hecho hasta ese momento.
Todos se miraban unos a otros extrañados. Si pudiera oírlos seguramente se hubieran preguntado: ¿ que cojones es ese ruido?. Como me había pasado a mi en las dos anteriores ocasiones, el ruido, aunque perturbador, no llegaba a ser una señal tan angustiosa como para olvidar los quehaceres y ponerse a buscar su procedencia. No por lo menos, por ahora...