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La Ofensa

Aquí os dejo uno de mis ultimos trabajos para la facultad, se trata de un ensayo sobre "La Ofensa" de Ricardo Menéndez Salmón, aunque se puede leer perfectamente sin saber siquiera de que va el libro, os lo dejo, a ver que os parece:


En nuestra tradición, el cuerpo y la mente forman dos categorías completamente diferentes. En el mejor de los casos, la una esta subordinada a la otra, pero siempre se piensa en ellas como dos cosas diferentes que han de ser unidas y compactadas de alguna manera, aunque difícilmente se consigue. Así, Descartes buscaba la glándula pineal, y aun hoy en día la ciencia y la filosofía siguen buscando la conexión entre “la materia” y la “idea”. Esto se ve claramente en los estudios neurológicos, que intentan dar las claves del conocimiento a través del estudio de las reacciones químicas entre neuronas y de la actividad en las diferentes partes del cerebro ( aunque he de reconocer mi ignorancia en este campo). Y es que me parece a mí, que el problema de la diferencia entre el cuerpo y la mente es en parte una falsa dicotomía.

¿No es acaso el cerebro una parte del cuerpo? ¿no sufre y padece nuestro pensamiento los cambios en nuestro organismo?.

Pregúntenle a Raskólnikov ( Rodia para los amigos) si sus síntomas febriles son menos reales, por el hecho de no ser causados por alguna clase de virus. Si el hecho de que en vez de estos, el causante de dicho pesar sea su laboriosa mente destrozada por sus nuevas preocupaciones y por su acción asesina, hace menos dolorosa y desconcertante la enfermedad. Yo diría que no.

Qué la mente padece las afecciones del cuerpo es cosa reconocida por todos, pero aun hoy nos sorprendemos por el hecho de las enfermedades psicosomáticas. Todavía dudamos que algunos estados de estrés sean causantes de afecciones físicas tan “simples” como la dermatitis, cuanto más dudamos que una verdadera afección de la mente sea causante de una verdadera enfermedad del cuerpo.

La literatura nos da muchos y buenos ejemplos de esto, el caso que citábamos hace escasas letras, es uno de ellos. El protagonista de Crimen y Castigo ante el inoportuno y desaprobado ( por su parte) casamiento de su hermana, su falta de medios, su encuentro con “tristes vidas”y todo un caldo de cultivo para una vida estresante, decide dar un vuelco a su vida que lo llevara a su vez a una situación de estrés mayor. Si antes solo había fantaseado con el hecho de matar y robar a la vieja prestamista, ahora, febril y enfermo se lanzara a realizar tal crimen lo que a su vez le conllevara una mayor situación de estrés y por tanto, acabara por hacer implosión en su cuerpo teniéndolo en cama durante unos días. El genio de Dostoievski pasa a su vez, por, a través de las letras, internarte en esa esfera de enfermedad, de mareo y de delirio. El buen lector, se sentirá angustiado, estresado y por ultimo enfermo a causa de las desdichas y paranoias de Rodia.

¿Si el simple esgrimir palabras puede causar estas sensaciones, que no podría hacer el verdadero horror?

Kurt Crüwell es un claro ejemplo de todo esto. Un simple sastre, de una tranquila y alegre ciudad alemana, que de la noche a la mañana se encuentra de cara con el horror. Si el horror de la barbarie paraliza a grandes soldados, a grandes héroes de guerra ( de ficción o reales),a generales ¿qué no hará con un simple sastre de Bielefeld?

La metáfora es similar a la metáfora del boxeo que Clint Eastwood nos muestra al principio de Million Dollar Baby: “ cuando un cuerpo lleva muchos golpes, al final dice basta”.
Ahora bien, en este caso (el de Kurt) el cuerpo dijo literalmente que ya bastaba, así, como un guiño, ante la tensión a la mente, es el cuerpo el que deja de sentir.

Es la anestesia no como fármaco, sino como enfermedad, fue la reacción de Kurt a dicho horror.

No hay mejor coraza que aquella que no puede ser destruida, y no hay mejor manera de evitar el dolor, que dejar de sentirlo. El problema, es que para dejar de sentir el dolor, uno tiene que dejar de sentir el placer, pues ambos están estrechamente relacionados. De hecho, tanto en la escala física como en la escala del pensamiento, las ideas de dolor y placer están sumamente enlazadas. Hay quien siente dolor con cosas que a otros les parecen grandes placeres y también esto se puede observar en sentido opuesto.

Con todo, y en el caso de “nuestro” protagonista, esa coraza se confundió de medio, pues la mente de nuestro protagonista pudo seguir sintiendo. Se enamoro, y fue feliz durante un tiempo, como una balsa en un océano en tempestad, el amor sirvió a Kurt de salvavidas, y le dio la esperanza de una vida apacible y bonita, en la que poder olvidar todo el horror pasado.

Se mudo a Inglaterra, se cambio de nombre, cambio de trabajo, todo para poder olvidar el horror. Pero el horror, nunca se olvida, y siempre vuelve. Así , a través de una serie de casualidades ( es el azar el motor de los acontecimientos de la vida) aquello que había querido olvidar le causo una irrefrenable atracción y le llevo a contemplar por segunda vez el horror en sus carnes. Aunque esta vez, lo que dijo basta fue no fue su sensibilidad, ni siquiera su pensamiento, lo que dijo basta fue su vida.

Al final, es lo que todos hacemos siempre, escudarnos ante nuestros miedos, intentamos escapar de ellos, pero al final siempre vuelven, son nuestros propios fantasmas el peor de nuestros enemigos.

Tal vez, en la actualidad, un medio habría diagnosticado a Kurt un tumor cerebral, pues pueden producir la anestesia y la muerte, pero no por ello dejaríamos de ver claramente como la psicología del personaje afecta a su vida somática, pues es en los casos de estrés cuando estos síntomas saltan a la palestra y se manifiestan. De todas maneras, no debemos olvidar que estamos hablando de un personaje de ficción, y ya sabemos que en la ficción todo vale pero a su vez todo esto nos puede dar lugar a gran cantidad de ideas.

El problema de la diferencia mente y cuerpo es difícilmente planteable, o se trata de una barrera muy difusa, o se trata de una falsa dicotomía.

Con todo, ante los mismos hechos no todos actuamos igual, ante el horror y el tedio de la vida, hay tres formas diferentes de asumirla para la búsqueda de una vida más bella ( o por lo menos así lo afirma Huizinga) el primero es alejarse de la vida, la belleza solo esta en el más allá, el segundo conduce al mejoramiento y perfeccionamiento del mundo; el tercer camino dirige hacia un mundo más bello a través del país de los sueños (este es el camino más facil).

A través de estas ideas podemos analizar el caso de Kurt:


Como hemos dicho, Kurt pierde la sensibilidad de su cuerpo, ¿hay mejor metáfora del alejamiento del mundo que la propia perdida de la esclavitud del mundo a este? Parece que no, el refugio en la propia psique ( que Lutero buscaba para conectarse con Dios), sin dolor, sin placer, sin preocupación por los horrores mundanos. Con todo, Kurt no era feliz así.

Si la coraza que nos separa del mundo es impuesta por el horror, el alejamiento del mundo no cumple su función pues la causa del propio acto de alejamiento es a la vez el lugar del que uno quiere alejarse, y así, el horror forma tanta parte del que se aleja, como del lugar del que quiere alejarse.

Hay que buscar pues otra vía para la felicidad, o para alcanzar una vida más bella. Esto hace Crüwell, toma así pues la segunda vía de Huizinga , la del mejoramiento del mundo. Así, tras los horrores de la guerra, Kurt cambia completamente su mundo, como hemos dicho: Se cambia de nombre, se enamora, cambia de empleo o incluso de idioma (su propio lenguaje del pensamiento, intentando alejarse de su anterior yo). Todo esto le hace llegar a una vida apacible.

La tercera vía, es por parte de nuestro protagonista rechazada, tal vez, el país de los sueños de sus antiguos conciudadanos, sea la causa de todos sus males. El camino fácil, suele ser el peor de los caminos. Toda la parafernalia nazi, las svásticas , los desfiles, los discursos; tal vez todas estas manifestaciones eran búsqueda de una vida más bella, llena de seguridad y color. Pero ninguna vida bella puede ser sostenida sobre el sufrimiento, o por lo menos esto ve claro el sastre de Bielefeld. No quiere más jueguecitos de soldados, que bajo sus lustrosas botas opriman y aplasten. Solo quiere celebrar la noticia del nacimiento de su hijo, y ser feliz con su mujer. Pero la curiosidad acaba por matarle.

El sustantivo esfuerzo por acabar con los achaques de la vida, cualquiera que estos sean, puede tomar cualquiera de estas estrategias, pero hay unos limites que no son traspasables: la violencia y el dolor. Pues no solo nos llevaran más profundamente al lugar del que queríamos escapar, sino que atraerán al mismo a mucha gente que solo busca una existencia tranquila.

No hay mente sin cuerpo, y no hay vida con horror.

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